Las "spring break" o vacaciones de primavera de los universitarios estadounidenses son muy conocidas en los destinos de México desde hace años. Ahora este tipo de vacaciones son cada vez más populares entre los estudiantes de Reino Unido y Francia, que en los meses de abril y mayo se dirigen hacia las playas españolas.

En la práctica, los springbreakers buscan sobre todo unas vacaciones de desenfreno donde no falte el alcohol, pero este turismo de borrachera supone importantes riesgos para la seguridad ciudadana y la imagen de los destinos.

Por ejemplo, y según ha informado El Periódico de Catalunya, un millar de jóvenes franceses han pasado "cuatro días de juerga etílica por 270 euros" en la localidad de Calella.

Y es que el paquete turístico "Spring Break" incluía traslado en autocar; tres noches en un hotel de Calella en todo incluido; fiesta de espuma y, a partir de las once de la noche, entrada gratuita a dos discotecas con barra libre.

La noticia publicada por Hosteltur es una denuncia recurrente, pero la práctica sigue con sus nefastas consecuencias.

Ayer comentabamos en un post la contradicción que vive el sector turístico español que trae cada vez más visitantes extranjeros pero el ingreso percápita cae año tras año, demostrando la poca capacidad del sector para generar ventajas competitivas sostenibles.